jueves, 18 de octubre de 2012

Ensayo sobre el libro Cómo nos venden la moto



CÓMO NOS VENDEN LA MOTO


“Cómo nos venden la moto” no se trata de un libro de marketing o de  negocios, es una obra que realiza en principio, un fuerte cuestionamiento a nuestra realidad social y nuestro papel en la democracia actual.
Aún así el marketing es uno de los temas de análisis, se crítica la manipulación de la información y la manipulación de las personas a través de este dominio.

La obra se compone de dos escritos divididos por secciones. El primero del  lingüista, filósofo y activista estadounidense Avram Noam Chomsky y el segundo del periodista español Ignacio Ramonet. Estos autores, presentan un análisis al papel ejercido por los medios de comunicación en el control y la limitación de la libertad individual y su evolución.

Chomsky inicia el libro a maneta de introducción con una aseveración tajante y sincera sobre la democracia. Él plantea dos definiciones de ésta, la primera, se trata de nuestra concepción normal por la democracia:
“En una sociedad democrática, por un lado, la gente tiene a su alcance los recursos para participar de manera significativa en gestión de sus asuntos particulares, y, por otro, los medios de información son libres e imparciales”
Esta definición parece utópica e irreal en términos de Chomsky que asegura que la visión predominante y actual de la democracia se contrapone rotundamente a esta visión:
“Una idea alternativa de democracia es la que no debe permitirse que la gente se haga cargo de sus propios asuntos, a la vez que los medios de información deben estar fuerte y rígidamente controlados”


Chomsky argumenta este planteado a través de sus secciones siguientes.

En su primera división “Primeros apuntes históricos de la propaganda” Chomsky nos muestra el poder de los medios a través de su arma más efectiva: la propaganda. Relata cómo el poder ha utilizado esta arma letal para lograr sus cometidos.

Chomsky rememora la primera operación propagandística de un gobierno democrático, que  llevó a los Estados Unidos a involucrarse en la 1ª Guerra Mundial durante el mandato del presidente Wilson, con el apoyo de una población que meses atrás estaría en contra del conflicto.

Esta manipulación de la información se logró gracias a un círculo de intelectuales que conscientemente transmitían la desinformación deseada. Este grupo es a lo Walter Lippman (de quien Chomsky toma algunas ideas en su segunda división), “Clase especializada”, y a la cual da el deber de dirigir y controlar a un “"rebaño desconcertado",  que son el resto y mayoría de la población y que ocupan el único papel de espectadores en la sociedad

Chomsky relata que esto se debe gracias a un principio moral (cuestionable) que nace con la incapacidad de la mayoría para tomar decisiones acertadas, Y por tanto se debe" domesticar al rebaño" a través de medios de comunicación, escuela y cultura.

Es en este punto donde el autor señala el gran papel de la industria de las relaciones públicas en el control de la opinión pública. Un caso probatorio, según lo señala el autor, ocurrió en los años 30, cuando se logró neutralizar las acciones reivindicativas de los sindicatos a través de campañas propagandísticas que colocaron a la población en su contra, a través de eslóganes "pro-americanos". El autor señala que estos eslóganes no tienen fundamento racional, pero que precisamente es por ello que funcionan, su papel no es de convencer a entes racionales, es de manipular al “rebaño” a decir simplemente “si”. Es decir, el único interés, (y de ahí radica su poder) con la propaganda es la de fabricar la opinión estimulando el consenso de ideas que favorecen sólo a clase especializada.


Así incluso las personas aceptan acciones que rechazarían si no hubiese intervenido la propaganda. Esto es más fácil de aceptar gracias a la “reconstrucción histórica” que se hace del pasado que permite presentar al público cuadros falseados de la realidad. Como prueba de ello podríamos analizar las opiniones populares acerca de los conflictos armados, la política, el terrorismo...

Sin embargo, tal como revela el autor, a partir de la década de los 60, los movimientos contestatarios crecen y ejercen un "efecto civilizador" en la opinión pública, sobretodo en la americana, Lo que representa un gran riesgo para la imposición de modos de pensar homogéneos. Es por esto que los gobernantes buscan enemigos que fomenten el miedo y desvíen la atención de los problemas reales. Chomsky cita a Alemanes, rusos, vietnamitas, árabes… como personajes que han cumplido esta función.
En especial el autor subraya el caso de la Guerra del Golfo, donde  la manipulación mediática, permitió pasar de un apoyo firme a Saddam Hussein a una declaración de guerra enmudeciendo las voces críticas de la oposición democrática en Irak e incluso, cerrando las puertas de la vía negociadora en contra de la opinión mayoritaria.


La segunda parte “Pensamiento único y nuevos amos del mundo” le corresponde a Ramonet que al igual que Chomsky articula su obra en apartados.
Ramonet afirma que el cambio en el sistema de poderes es un hecho gracias a la explosión de los mercados financieros y las redes de información.

Asegura que esto se evidencia en la primacía económica sobre las cuestiones políticas, en el mercado y la competencia como mecanismo regulador, el libre intercambio y la mundialización, así como en la división internacional del trabajo, y la privatización. Que constituyen las “fuerzas económicas” apoyadas por elementos académicos y de investigación, que implantan un pensamiento único. Lo que el autor define como "la traducción a términos ideológicos de pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas".
Esto es claramente evidenciado si se analiza el poder de los sectores financieros privados sobre el  poder de los gobiernos.

Con este nuevo poder en desarrollo surgen nuevas formas de control social. En este apartado Ramonet apoya la idea postulada por Chomsky: “La propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al estado totalitarista”. Ramonet  asegura que esta “cachiporra” es la propaganda, traducida en los medíos de comunicación de masas que por su alcance mundial y su capacidad de influir en la opinión pública hacen que el autor se pregunte si esta concentración de poder limitará la libertad individual

Por ello Ramonet revisa el fenómeno televisivo de la influencia de los medios de comunicación de masas a través del análisis de la relación del grado de violencia presente en la programación infantil y juvenil con las actitudes violentas de los niños y jóvenes, aportando numerosos ejemplos que indican que ambos están íntimamente relacionados.

Por eso el autor señala dos puntos importantes en el proceso de nuestra manipulación, el primero se trata de la persuasión invisible. En ella el autor resalta como técnicas de persuasión la publicidad que estudia nuestros puntos sensibles; y los sondeos y el marketing que forzan a los indecisos a alinearse con la mayoría a través de perfiles medios que marcan el criterio de normalidad

El segundo punto es la Coacción y vigilancia. Donde se pone en entredicho nuestra libertad gracias a las nuevas tecnologías que ofrecen a las empresas una cantidad ingente de información sobre nuestras actividades cotidianas, realizándonos un seguimiento continuo

Ramonet también habla de una crisis de la prensa escrita gracias al creciente número de ciudadanos que priman la imagen en vivo sobre la profundidad, es decir, pasan de intentar comprender a simplemente ver.

Lo que genera una crisis en la función informativa de los medios en contraposición del auge de la función distractora. Esto sumado a la concentración de poder en pocas multinacionales de la comunicación y la consideración de la información como mercancía, lleva al riesgo de perder sus misiones fundamentales: iluminar y enriquecer el debate democrático.

Con lo anterior, se demuestra la importancia de los planteamientos de Chomsky y Ramonet encerrados en este libro. La “moto” que nos pretenden vender no es un vehículo, sino un consenso en pro de la primacía de una clase oligárquica, a la cual debemos enfrentar, exaltando el conocimiento antes que la entretención y estimulando el pensamiento crítico antes que el pasivo. 

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